El mantenimiento de las instalaciones eléctricas de una vivienda es fundamental para garantizar la seguridad y eficiencia de los sistemas eléctricos. En este artículo, analizamos las funciones principales del mantenimiento, su importancia para las instalaciones eléctricas y los diferentes tipos de mantenimiento para mantener un entorno seguro y optimizado.
PRINCIPALES FUNCIONES DEL MANTENIMIENTO DE INSTALACIONES ELÉCTRICAS
La finalidad del mantenimiento eléctrico es garantizar el correcto funcionamiento de los sistemas eléctricos y la seguridad en las viviendas, además de prevenir fallos y mejorar el ahorro energético.
Entre las principales tareas que se llevan a cabo durante el mantenimiento, se encuentra la inspección periódica de los equipos, la limpieza de componentes, el ajuste y calibración de parámetros, así como la detección y reparación de posibles averías.
Las empresas de mantenimiento suelen efectuar pruebas de funcionamiento, verificar las conexiones y comprobar la toma de tierra de los equipos. Todas las actividades son esenciales para evitar accidentes, reducir el consumo invisible y prolongar la vida útil de las instalaciones eléctricas.
TIPOS DE MANTENIMIENTO ELÉCTRICO
El mantenimiento regular previene costosas averías, además de riesgos como cortocircuitos, incendios o accidentes graves. Identificar y corregir los problemas antes de que se conviertan en situaciones críticas implica inspecciones periódicas y pruebas de funcionamiento.
Fundamentalmente, existen dos tipos de mantenimiento para las instalaciones eléctricas de una casa: correctivo y preventivo.
Mantenimiento correctivo
El mantenimiento correctivo se realiza cuando ocurre un fallo o avería en el sistema eléctrico. En este caso, los técnicos intervienen para reparar o reemplazar los componentes dañados con el fin de restaurar el funcionamiento normal de las instalaciones.
Mantenimiento preventivo
El mantenimiento preventivo, como su nombre indica, se lleva a cabo de manera regular y planificada para evitar posibles problemas o averías. Ambos tipos de mantenimiento son fundamentales para garantizar la seguridad y eficiencia de las instalaciones eléctricas, pero las tareas preventivas pueden ahorrarnos mucho dinero y algún que otro disgusto.
En resumen, estas son las razones por las que conviene planificar un mantenimiento regular:
- Disminuye el riesgo de incendio. Casi una cuarta parte de los incendios en edificios se deben a fallos en las instalaciones eléctricas.
- Previene subidas y bajadas de tensión. Los cambios bruscos de tensión pueden dañar los equipos eléctricos.
- Reduce la probabilidad de averías. Las averías pueden producir cortes de suministro, con todos los inconvenientes que ello implica.
- Ahorra costes por sustitución o reparación. Reparar el sistema eléctrico y los daños ocasionados es más costoso que mantener una instalación en buen estado.
El mantenimiento no solo alarga la vida útil de los equipos, sino que optimiza su rendimiento, lo que se traduce en mayor ahorro y eficiencia energética. Sin olvidar, por supuesto, que es esencial para garantizar la seguridad de las personas.